QUIÉNES SOMOS

Los X fiAdos somos un equipo de trabajo que organiza recitales para personas cuyas vidas están lejos de la música.

Los recitales están a cargo de músicos que sienten que su música debe llegar a la gente que la necesita.

Lugares para los recitales: paradores nocturnos, hospitales psiquiátricos, penales, hogares para personas con necesidades especiales, centros de alojamiento para chicos en problemas.

X fiAdos no tiene relación con iglesias ni gobiernos.


domingo, 17 de octubre de 2010

Recital de Eugenia y Juan en el Hogar Kaupé






Cosa seria

No recuerdo si yo alguna vez había presentado una banda. Aquí tenía ascendencia sobre el público, porque cada jueves hacemos un taller de cuentos; sin embargo, cuando mandé el chiste “en todos los recitales anteriores estuvo Tomate, ¡al fin nos libramos de él!”, no hubo ni un atisbo de sonrisa. El hacer hogar aquí es cosa seria.
La verdad es que Tomate no sólo estaba en mi presentación y adoptado por las huéspedes del Kaupé, sino que fue él quien arreó, con corazón y garra, desde Reconquista, junto a su hija Abril, a Eugenia y Juan para que dieran el recital.


Vero

Con responsabilidad de productora cabal, Vero llegó anticipadamente. Cuando llegaron los músicos, era la X fiAda que ya tenía la situación allanada. Luego sería la fotógrafa y al final se quedaría hasta que la banda y el último X fiAdo hubiera salido. Unas líneas tuyas sobre el recital, Vero, no estarían demás.


La adopción

I. había pasado la tarde preparando jugos y galletitas para agasajar a los visitantes y para que el recital fuera una fiesta. La señora E. estaba de gala, con un saco vistoso que le quedaba muy elegante. Con cortesía pero sentidamente preguntó si vendrían Loreley, Maite y Susana. Cuando éste últimas llegaron, la señora E. las saludó sin efusión pero con sonrisa sostenida. Entre los X fiAdos, ellas le caen especialmente bien, aunque no es sólo asunto personal. Las huéspedes se hacen de la casa adoptando. Uno no va allí, deposita lo que quiere dar y se va orondo, libre ya. No es tan simple. Cuando uno va y siembra algo, las personas que han recibido la semilla no dudan en señalar que uno es responsable de lo que ha ayudado a crear. Es una gran enseñanza, que cada uno de los que van a tirar una onda deberían aprender. Los X fiAdos no haremos mal en contarle a Eugenia y Juan cuando las señoras les manden saludos y pregunten por ellos.
Mi reconocimiento a DT, que vio esto antes que todos.


Ritos

La materia prima del hogar es el cotidiano, sostenido por las actividades pautadas; cocinar, salir a trabajar, la higiene, etc. Una rutina firme y comunitaria es indispensable para mantener y estabilizar a una persona que llega atropellada por una tormenta. En ese contexto los recitales son un paso más: su objetivo es insertar en la monotonía un momento especial, soltando algo nuevo y la esperanza de que, una vez contenida la vida, algo mejor puede aparecer.
Los recitales, así, pueden ser ritos. Momentos sagrados. Si se quiere que la música no sirva para otra cosa que entretener, la lo mismo una banda en vivo que la radio. Si los recitales pueden dejar algo, habría que dar lugar para que se produzca el arco voltaico sagrado entre los músicos y la gente.
El viernes 15 en Kaupé, tuvimos sobrada muestra de ello. Pese a que la fuerza del cotidiano presionaba desde quienes no hacían silencio, la preparación de las empanadas o la ronda de saludos de un rezagado que ignoraba el momento, un ángel insistió en volver cada vez, en pasajes del Himno de mi corazón, los temas de Marley y la versión de Stand by Me. Vimos a los músicos sumergirse en algo más allá de la realidad y vimos a las mujeres recibir el milagro.
El apogeo tuvo lugar cuando la señora E. pidió Naranjo en flor. Yo le advertí que quizás no lo habían ensayado, pero Eugenia dio uno de esos pasos hacia la audacia inspirados por alguna cosa, y la entonó, con su voz maravillosa y su técnica que saca lo mejor de sí. Largó a capella, pero Juan se prendió, y entonces se fue armando de ese tango tan inspirado, una versión exquisita. Todos así, todos, sabíamos que estábamos escuchando algo que no calaba hasta el alma y que nunca más escucharíamos en nuestras vida.

 
Público

En la primera fila estaban S., con su mirada de ángel recién llegado a la Tierra, y C., con sus anteojos negros. S. no puede oír y C. no puede ver; sin embargo, S. aplaudía siguiendo el ritmo del aplauso de las demás y C. bailoteaba con alegría, moviendo la cabeza y haciendo palmas. Vi que tarareaba las canciones. Eugenia me explicaría más tarde que lo que cantaba C,. le creaba un efecto indescriptible: “iba duplicando lo que yo cantaba en un tono extrañísimo. Todas las inflexiones que yo hacía las replicaba con un instante de delay, sin perderse ninguna”.


Cartel

Vi un cartel pegado en una cartelera, con una frase que había aportado I.: MÁS VALE POCO CON JUSTICIA QUE ABUNDANTES GANANCIAS CON INJUSTICIA.


Madres

El recital se hizo dos días antes del Día de la Madre. Le di muchos rodeos al tema en mi mente antes de encarar a las mujeres alojadas. Tenía miedo. Al fin les fui preguntando directamente cómo sería su domingo. Una iría con sus hijos, otras no verían a sus madres. Algunas señoras no tuvieron hijos. J. tiene varios, y siempre escribe sobre ellos, pero estará en el hogar y nos los verá. No pude preguntarle por qué. J. había estado ausente todo el recital, pero al fin de un tema aplaudió muy fuerte, y siguió aplaudiendo una vez que los demás aplausos se hubieran apagado. Aplaudió y aplaudió, y su aplauso solitario retumbó en todo el hogar.

15 de octubre de 2010

martes, 12 de octubre de 2010

Rock bajo el fútbol

Esta es la crónica del recital de Radar Silicona y Los Espléndidos, el 24 de septiembre de 2010

La realidad vociferaba que no era posible hacer ese recital. El trabajo interno de X fiAdos era apenas incipiente, no teníamos tiempo para organizarlo y sobre todo no teníamos bandas para llevar al Campeonato de Fútbol que jugarían equipos de discapacitados en el predio de la UTA en Moreno. No era posible hacerlo, no estaban dadas las condiciones. Pero X fiAdos no es sólo porfiado; parece que es también temerariamente optimista, tozudo y robusto, y da no lo que tiene sino lo que desea, y lo hizo. Es algo extraño: en su vida individual cada XfiAdo tiene, unos más, otros menos, frenos y refrenos que quizás no le permiten el despliegue pleno de sus talentos y aficiones, pero X fiAdos es diferente a la suma de los X fiAdos. Pinta con ambición de soñador en grande, neto corte de acción y el ímpetu y la fuerza necesarios para conquistar los sueños haciéndolos realidad. Tiene unas gotas de la sangre de los visionarios que lanzaron utopías. Quizás X fiAdos se acabe mañana, pero el día del recital en el Campeonato de Fútbol Especial vi esa sangre con mis ojos.


Rock y Fútbol

En seis canchas se jugaban seis partidos simultáneos, con el enamoramiento argentino de fútbol, con ese encarnizamiento del juego que no respeta diferencias. En un costado de las canchas estaban, alrededor de las mesas en fila, los familiares de los jugadores, sus amigos, los integrantes de las asociaciones, hogares y organizaciones que los contienen. En otro costado estaba dispuesto, con gran despliegue, el escenario.
Llegaron con puntualidad Los Espléndidos y Radar Silicona. No es moco de pavo conseguir que dos bandas de músicos sean perfectamente puntuales —es lo que digo de los logros de X fiAdos. Y eso fue sólo un anuncio de la entrega que estaba por llegar, en la forma de puro rock en tropel, por parte de Los Espléndidos, y de profesionalismo y alma por parte de Radar Silicona.
La música sacudía el formidable cielo de la primavera y se mezclaba con los gritos vehementes de los jugadores. Rock y Fútbol, combinación mayúscula para sacudir a la gente cuya vida se alimenta, ante todo, del ánimo. Entre jugada y jugada, los jugadores bailoteaban y canturreaban un tema de Creedence, un ritmo fanático o un blues gritado desde el fondo.


Radar Silicona lo sabía

El arrebato de los días previos impidió que X fiAdos se reuniera con los músicos de Radar Silicona. Fue una falta grave, porque X fiAdos tiene la misión de transmitirle a los músicos su idea sobre qué sucederá cuando estén tocando; qué tocarán en el público, qué le sucederá al público cuando ellos toquen (los músicos tocan instrumentos con el cuerpo, tocan música con los instrumentos y tocan con la música a personas que necesitan el contacto). Fue una falta grave, pero los X fiAdos se encontraron con que los músicos de Radar Silicona de algún modo ya lo sabían todo. Por eso no hubo necesidad de convencerlos para que tocaran, antes bien, apenas se les mencionó la necesidad de hacer el recital, saltaron como resortes. No sólo que confirmaron inmediatamente su presencia, sino que hicieron esta oferta capaz de desarmar al último escéptico: estaremos siempre.
Las primeras bandas con las que trabajamos eran de amigos. No hubo que explicarles muchos; sólo fue: vengan. Pero a esta altura estamos hablando con bandas a cuyos integrantes desconocemos. Estamos en el momento de crear la manera de convocar: cómo hacer contacto con una banda, cómo explicarles de qué se tratan los recitales de X fiAdos. A veces oscilamos entre las estrategias de pedirle por favor a una banda que venga y la de mostrar lo que hacemos para que se sientan convocadas. La médula de la propuesta de X fiAdos es que se produzca el arco voltaico entre los músicos y la gente, y para eso deben darse estas condiciones: la gente debe necesitar que los músicos vayan a tocar, los X fiAdos tienen que arder porque se produzcan los recitales y trabajar en ello bien y hasta el final, y los músicos deben sentir el fuego sagrado, tanto que deben querer, necesitar, anhelar, tocar su música para la gente que no tiene otra forma de escucharla, más allá del pedido de X fiAdos.
Y vuelvo a decirlo una vez más, es lo que sucedió con Radar Silicona.


A levantar

Creo que por ello es que comprendieron la relación con la gente. Tras el recital Diego Tomasevich los entrevistó con la cámara de video y en la entrevista se relató la experiencia del recital en el Parador Retiro: “En un sentido al principio fue horrible para Radio Ska, la banda que llevamos, porque el ego de los músicos siempre está famélica, pero la reacción del público era poco menos que de indiferencia, y en algunos casos de hostilidad. No hubo entusiasmo, ni siquiera bienvenida. Uno de los X fiAdos llevó a una de las chicas de la banda por un tour bravo en el área de las camas (el Parador Retiro es un espacio único en un gigantesco galón). Faltaban diez minutos para que empezara el recital y en una de cada tres camas estaba acostado un tipo.«El desafío —le dijo el guía a la chica— no es tocar bien ni gustar, sino levantar a esos tipos. Están tirados en la vida. Están caídos, abatidos, tumbados, como árboles a los que se les cortón la raíz. Ustedes no vinieron para recibir aplausos, sino para provocar que esos tipos se levanten». Y así fue que sucedió. No sólo levantaron a muchos, sino que el final efectivamente se hizo una muchedumbre que bailó y ovacionó”.


Que los cumplas feliz

Acabo de recibir una carta del X fiAdo Tomate en la que recordó un episodio del recital en el Torneo de Fútbol Especial. Termino este informe con su relato maravilloso:

Yo quiero recordar de esa tarde en Andar, que cuando estábamos tocando, y pasado el quinto tema las barreras se habían caído, y todos éramos viejos conocidos cantando y baliando y haciendo pavadas, un chico que participaba de la liga deportiva, con su vestimenta de jugador impecable, se acercó corriendo a decirme algo que le parecía urgente contarme: "Hoy es mi cumpleaños" Yo tuve dos segundos de total emoción que se extienden hasta este momento. Termino de contármelo y nos miramos unos segundos, estallamos en un mini festejo, con gemidos y gritos de amigos borrachos diciendo cosas ininteligibles que celebraban el cumpleaños. Me hizo sentir tan bien, tan útil, tan no al pedo. Le debo tanto a ese chico, y a esos momentos que vivimos en estos lugares adonde vamos, que estoy seguro que debe ser por eso que esto es tan adictivo. Inmediatamente le cantamos el feliz cumpleaños con la banda, él no lo esperaba, porque sólo quería contarme que ese día era su cumpleaños. Una vez que terminamos de cantarlo, nos abrazamos, y él supo que para mí, y entiendo que para todos nosotros, era muy importante saber que ese día era su cumpleaños, como también era muy importante estar ahí, cantando entre otras canciones, el feliz cumpleaños para él. Puedo pegarme un tiro en este momento, y estaría bien, sólo por esta emoción.

Bravo, Tomate.

El Borda pide recitales

El 27 de septiembre los X fiAdos Liz Taylor, ElMago Paván y Ng asistimos al hospital psiquiátrico JoséTé-Borda.

La señora de la entrada nos dijo “pasen” y nos dio unas indicaciones tan poco útiles que apenas traspasamos la primera puerta ya no sabíamos para dónde ir. Empezamos a caminar por un pasillo que no acababa jamás, donde nos cruzamos con varios locos tumbados. Al fin salimos a un parque rodeado de construcciones que parecían deshabitadas. No había ningún signo de vida. Ni siquiera gatos. Era como estar en una ciudad de algún futuro apocalíptico. Anduvimos sin rumbo hasta que dimos con unos cocineros muy alegres que corrían carreras llevando carros aparentemente cargados de comida. Nos dieron otra indicación disparatada. Cuando finalmente dimos con un paredón que decía UNIDAD 20 y SERVICIO PENITENCIARIO NACIONAL, comenzamos a buscar en él una puerta, y así acabamos en un salón en obra (parecían estar preparándolo para una fiesta suntuosa) vacío, entramos en un pasillo y en una oficina un grupo de personas con delantal nos dijo que estábamos perdidos. Un hombre nos dijo “yo los acompaño” y nos llevó nuevamente junto al paredón. Nos señaló un lugar donde dijo que estaba la puerta y desapareció. Por supuesto, no había ninguna puerta. Nos quedamos parados, más esperanzados en un milagro que en descubrir la dichosa puerta en esta realidad, hasta que ElMago señaló un punto. Fuimos hasta allí y descubrimos una ranura como la de un buzón a la altura de los ojos: era la mirilla de una puerta perfectamente camuflada.

Golpeamos la puerta, se abrió la mirilla y un guardia que debía ser muy petizo asomó un ojo un poco desde abajo, apenas pero con autoridad. Preguntó quiénes éramos y le mentamos a Fernando Levaggi. Cerró la mirilla y nos dejó allí esperando. Al rato la puerta finalmente se abrió y dos guardias armados quedaron uno a cada lado de la entrada para que pasáramos. Yo no esperaba un estado carcelario tan férreo. Es cierto que debí haberlo previsto, sabiendo que allí están los locos que cometieron crímenes. Era un asunto serio. Y sería un asunto serio cuando, luego de que cerraran la puerta camuflada con trancas y cerraduras, veíamos que entraríamos en una puerta de rejas, que también se clausuraba con llaves después de que uno pasaba. Era más que serio, casi escalofriante pensar que estaríamos encerrados con tipos no que podían ser capaces de todo, sino que ya lo habían sido, por lo menos una, seguramente muchas, veces. Y en este contexto, escucho que decimos los nombres Elizabeth Taylor, Ng, y cuando preguntan de dónde venimos, Organización Porfiados. “¿Cómo? ¿Porfiados?”, quiere certificar el guardia que está anotando, y tenemos que decirle “sí, Porfiados”.

Esa fue nuestra entrada.

Una chica nos guió con mucha amabilidad por el interior de la Unidad 20 (imagino que “unidad” se refiere a “unidad penitenciaria”), hasta la oficina de Levaggi, el Jefe de Educación de la Unidad. Hay un centenar de internos, que se dividen en tres pabellones. Algunos hacen la escuela primaria (muchos son analfabetos), otros talleres: de guitarra, dibujo, vitrofusión, gimnasia y otros.

Nos dicen que llevemos rock, pop, reggae, cumbia: “algo que levante”. Ciertamente, habíamos visto mucha gente inerte, como si sólo esperaran la hora en que se los trasladara al otro mundo. No tenían apuro, acaso porque el mundo que viene es igual a este. No hay esperanza, no muchas más que las de que desaparezcan los piojos o acabe el tormento de las llagas. Hemos de hacerle entender a las bandas que no irán al Borda a ser aclamadas por un público entusiasta, sino a intentar llegarle hasta algún lugar bajo la corteza a personas que están calcinadas en el transcurrir por unos días que se repiten exactamente iguales: sin sentido. Habrán de entender los músicos que van con la misión de hacer que su música interrumpa, aunque sea por unos minutos, esa eternidad infernal. Diego lo dijo por ahí, misión de X fiAdos: WE WILL ROCK YOU.

Detalles técnicos
· Las fechas óptimas son los miércoles 10 ó 17 de noviembre.
· El recital será en un patio de 7 x 20, encajonado en tres paredes de 5 metros y un muro de 3. Se suspendería el día anterior ante pronóstico de lluvia. Concurrirían entre 30 y 60 personas.
· Intentaríamos forzar que el momento del recital coincida con la visita de Cáritas, que lleva tortas y otros comestibles.
· Debemos elegir 3 bandas y hablar con ellas sin demora.
· Lo antes definamos fecha y banda o bandas, mejor.
· Con esa definición, pediremos autorización para fotos y video.
· No hay sonido. Nada.
· Hay transporte. Garantizado.
· No pueden ir menores. El resto: quienes queramos.


En la entrevista estaba Juanjo, que también está en un hogar de discapacitados. Nos pidió los datos para ver si podíamos hacer un recital allí. También tiene un programa de radio con uno de los Super Ratones. En el programa se presentan muchas bandas; Juanjo ofreció el espacio para convocar bandas.

Levaggi menciona una extensión de la Unidad 20 dentro del Penal de Ezeiza. Dice que sería buenísimo si pudiéramos hacer un recital también allí.

Y que sería buenísimo que repitiéramos en la Unidad 20.